La Universidad de Salamanca ha puesto en marcha DIANCUSAL como proyecto humanitario. En palabras de Antonio Muro, coordinador del proyecto, este es el humanismo del siglo XXI que debe dar respuesta a las preguntas que nos hacemos en torno al COVID-19. Se trata de aportar conocimiento gracias a la gran colaboración entre las distintas instituciones involucradas en esta iniciativa: la propia Universidad de Salamanca, el Complejo Asistencial Universitario (CAUSA), el Instituto de Investigación Biomédica (IBSAL) y la Junta de Castilla y León.
Una iniciativa pionera como esta demuestra el compromiso de la Universidad con la sociedad y su voluntad de ayuda y colaboración tras lo vivido meses atrás con la pandemia, según el Gerente del CAUSA, Luis González Fernández. Y es que Salamanca, como ciudad universitaria, debe conocer la movilidad y la facilidad de transmisión del virus entre su comunidad, sobre todo en las Facultades Biosanitarias.
Del resultado de este ambicioso proyecto, sabremos cómo hemos actuado antes del confinamiento y podremos establecer las estrategias para posibles rebrotes.
Por este motivo, es imprescindible actuar de manera responsable. El 90 por ciento de la población lo hace, como recordó Rogelio González, director del IBSAL, aunque a veces salga a relucir el gen del egoísmo. Pero la especie humana también activa el gen de la solidaridad, el altruismo y la generosidad que quedan visibles en este proyecto. “Y la suma de ellos hace que rememos en la misma dirección”.
El rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero, alabó el esfuerzo del proyecto por comprender la situación y proteger la salud de la comunidad universitaria y del resto de la sociedad , de manera que los recursos utilizados en DIANCUSAL contribuirán a un mejor conocimiento de la salud poblacional.